sábado, 15 de noviembre de 2025

Boomerang

 Fue en la casa del cangrejo,

esa guarida barata

donde el deseo te cobra en lágrimas
lo que promete en brasas.

Vos, cabreada conmigo,
fuiste a apagar el incendio
con las manos de otro.
Y yo, mientras tanto,
jugando a ciegas con un futuro
que ya venía torcido.

Dicen que el farol de Palermo
parpadeó esa noche,
como si también él supiera
que la calle se quedaba sin héroes
y sobraban traidores.

Pero el chiste se dio vuelta:
tu amante terminó odiándote,
porque le vendiste el cuento
de que vivías separada,
y al final se dio cuenta
de que el único separado
fui yo.

Qué ironía, che:
dos tipos que no se conocen
uniendo broncas como copas
en un bar que ya cerró.

Ahora cargo esta rabia,
más filosa que un tango mal cantado,
y vos juntás las ruinas
de las mentiras que inventaste
para no enfrentarte al espejo.

Brindo —con vino barato—
por lo que ya no vuelve,
por lo que nunca fue,
y por ese farol testigo
que sigue encendido
aunque nosotros
nos hayamos apagado.

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