Me resulta muy difícil evitar la tentación de
molestar a la gente con afirmaciones políticamente incorrectas.
No sufro de la megalómana y adolescente actitud
anti sistémica. Al contrario, sistemáticamente evito este tipo de gente. Es
mucho mas simple. Si uno se pone a pensar, la mayoría de los postulados morales
que la corrección política manda no son otra cosa que un puñado sandeces
autocomplacientes. Y a los petulantes como yo nos encanta ir por el mundo
señalando la idiotez colectiva.
Es una costumbre bastante pelotuda, pero me
divierte.
Deja de ser divertido, sin embargo, cuando ni
una sola persona comparte, o si acaso llega a comprender lo que uno dice. Una
cosa es decir que es una redundancia distinguir los géneros en los discursos, “compañeros,
compañeras” por ejemplo, y otra muy distinta es decir que las normas del
salario mínimo fueron con toda seguridad concebidas y puestas maliciosamente en
práctica por pérfidos empresarios ambiciosos.
Es algo que vengo repitiendo hace muchos años y
jamás encontré a nadie que entienda lo que para mí es cristalino. Tan evidente
es que el salario mínimo perjudica al trabajador y beneficia al empresario, que
aunque nadie me de la razón, no puedo sentir que puedo estar remotamente
equivocado. Con otras cosas si, si uno repite una idea y nadie en ningún lugar
y a lo largo de los años la comparte es muy probable que la idea sea una
gansada. Pero con el salario mínimo no… y me cuesta asumir que nadie lo ve,
incluso con ejemplos que son incontestables…
Yo parto de la base que los precios, o el valor
de las cosas que los hombres (y mujeres ja) intercambian, se dan naturalmente,
y cualquier intento de forzar esa tendencia, o de tarifar arbitrariamente esta
fatalmente condenada al fracaso. Normalmente pensamos que cualquier intercambio
que no sea conmutativo es injusto. Desde Aristóteles hasta hoy, pensamos que
recibimos lo que damos, y nos equivocamos. Nadie intercambia un bien propio por
uno ajeno si subjetivamente no valora más el bien ajeno que el propio. Eso era así
en la antigua Grecia y sigue siendo así hoy. Cuando voy a comprar puchos, los
70 mangos que le doy al quiosquero valen para mi menos que el valor que en ese
momento le otorgo al paquete de cáncer envasado, y al quiosquero le pasa lo
mismo, el prefiere mis 70 mangos a la caja de puchos. Si ambos pensáramos que
da igual, o que no alcanza, no hay intercambio. Quizá esto explique la reducción
de venta de puchos en los últimos años.
Con el salario pasa lo mismo… O mejor dicho, se
puede explicar solo con esta idea, es todavía más fácil entenderlo si uno
entiende la idea de la utilidad marginal, pero para no entrar en teorías que me
encasillen en tal o cual bando, prefiero un par de ejemplos que son todavía mejores.
Cuando yo digo que ponerle un precio al salario
es beneficioso solo para los empresarios, siempre me responden que es al revés,
la idea del salario mínimo es justamente para proteger a los trabajadores
desamparados ante el cruel y avaro capital. No tengo duda que el génesis de
esta aberración este en esa idea, buena y humana idea de proteger al más débil.
El problema es que en la práctica exactamente
en el otro sentido. No se puede proteger al más débil quitándole la única arma
que tiene para defenderse. Los que piensan desde la óptica izquierdista de
regalarle el bienestar a los desamparados, piensan bienintencionadamente, pero
las políticas se juzgan por sus resultados y no por sus intenciones.
Veamos el asunto desde el punto de vista del
empleador. Si el gobierno me impone un precio al salario, me está haciendo las
cosas más fáciles a la hora de contratar. Ante un salario tarifado, el
empresario va siempre a contratar al mejor capacitado de los postulantes al
cargo, y así tarifa en mano, los otros no tendrán forma de negociar. Los otros
claro está, son los menos capacitados, (o cualquier persona que se encuentre en
desventaja, una mujer en una sociedad machista, un negro en una racista, un
lumpen en una marxista etc) y expropiados de negociar un precio más bajo. El
salario naturalmente se fija según el rendimiento, y salvo algún empresario estúpido
condenado a la quiebra, nadie quiere contratar gente que no tenga un buen
rendimiento, y a cuanto mejor es el resultado del trabajo con mas gusto pagará
el salario. Pero cuando el estado fija una tarifa, las cosas cambian. Al poner
un piso mínimo de pago, un precio fijo, se barre de un plumazo con las
variables que hacen al rendimiento o productividad, como el tiempo, la técnica,
la experiencia entre muchas otras (que incluyen la falta de todas estas… uno podría
postularse al cargo sin salario y a cambio de aprender por ejemplo) que puede
tener un trabajador. Es el trabajador que se tiene que adaptar a la tarifa, ya
que con ella en mano el empresario decide a quien emplear y a quien no.
En la practica: El Estado manda decir que la
hora de trabajo de un chofer de taxi debe costar como minimo X. Es que el
Estado y el sindicato de choferes están muy preocupados por la seguridad y
estabilidad del salario. Mientras tanto el patrón tira cohetes y bebe champagne
(todos insumos que se compró gracias al ahorro que el Estado le acaba de
regalar). ¿Por qué? Porque cuando compre un taxi nuevo y busque un chofer para
el mismo (estamos hablando del empresario avaro y explotador que es al que le
interesa limitar al Estado y al sindicato, no de uno que quizá esté dispuesto a
contratar a Mikka Hakkinen con tal de dar un buen servicio y diferenciarse de
su competencia) usara X como referencia. Pone un aviso en diario “se necesita
chofer para taxi”… el lunes a la mañana se presentan tres hombres. El primero
es un padre primerizo de 18 años, sin experiencia alguna pero desesperado por
un trabajo que le permita cuidar a su hijo, el segundo es un taxista con
experiencia pero que viene de salir de la cárcel ya que usaba el taxi como
oficina de receptación de bienes hurtados, y el tercero es un hombre mayor con
experiencia como mecánico en motores diesel, y que tiene una rentita de la casa
que heredó de su madre pero que busca trabajo como excusa para estar unas horas
fuera de casa… No se Ud, pero yo si fuera ese patrón sin dudas voy por el
veterano mecánico. No necesita el trabajo en realidad, pero igual se presentó,
tiene buen curriculum, y a diferencia del segundo probablemente no haya riesgo
de que se quede con la recaudación. El joven papa volverá un domingo mas a su
casa sin trabajo y buscando alguna changa. Es el que mas necesita el trabajo de
los tres, y probablemente seria el que mas empeño le pondría, pero como el
Estado le aseguró, con imperio (o amparo mejor dicho) de la ley al empresario
que cuesta lo mismo contratar a uno u otro, es mas seguro tirarse por el
veterano mecánico. Si el patrón no tuviese el arma de la tarifa, quizá el joven
podría decirle que considere contratarlo a el por unos pesos menos que al
veterano que vive de renta.
El salario mínimo liquida al que menos chances
tiene, aunque pretenda ampararlo. Ante esto la respuesta del Estado es rápida,
subimos el salario mínimo, cuestión que al empresario le suben los costos
entonces optara por el trabajador que mas esfuerzo ofrezca. ¿contrata en esta
circunstancia al joven? Tampoco, con seguirdad le pronponga al veterano pagarle
en negro y pasarse al informalismo, y el veterano poco preocupado por su jubilación
probablemente no se niegue. Pero durara poco, ya que una vez en el
informalismo, el empleador encontrara a algún inmigrante busca vidas por la
mitad del precio del veterano. Total ¿Quién lo controla si el está en negro?
Otra vez el salario mínimo perjudicando al más débil, esta vez al pobre
inmigrante que no tendrá acceso a la seguridad social ni otros derechos.
Así funciona el mercado laboral… ¿alguien lo
puede negar? Digo entonces… ¿a quien beneficia el salario mínimo?
El precio que se acuerdan dos partes en
cualquier intercambio, además de ser un valor subjetivo, es propio de ese
intercambio y no se puede extrapolar. El hecho innegable que todos los días se
pacten innumerables intercambios no supone que se pueda generalizar. Caen en
esa trampa quienes pretenden, en función de un mero dato estadístico, controlar
el precio de un acto individual.
Que yo discuta de estas cosas en la cantina del
club con el resto de los parroquianos es intrascendente, sin embargo que no lo
entiendan las personas megalómanas que gobiernan el destino de las naciones es
muy peligroso…
5 comentarios:
Impecable razonamiento, absolutamente de acuerdo, bien asi, hace rato que no se le leia.saludos
Entonces no estoy solo! Gracias Paco... (si Ud es uruguayo no me mal interprete le ruego)
Su comentario me anima a seguir entonces.
Me encanta la palabra sandeces y no sé de mucha gente que la use.
Che, que sos liberal,es sabido, pero me pregunto, te volverás anarco de viejo??
De viejo vengo despertando cada dia un poquito mas intolerante...
Ya no tolero por ejemplo a la cultura lumpen que nos gobierna
Antes me caia simpatica.. folclorica, pintoresca. Ver al Jefe de Estado y Gobierno, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, siendo entrevistado por una cadena internacional en la entrada de su casa, sentado en unas sillas añejas despintadas, con los lompa remangados, en alpargatas y acariciando a su perra manca, daba un aire copetudo por mas que suene contradictorio. Esa entrevista la vieron en toda Latinoamerica (quiza mas alla tambien) y no es posible negar que quedamos bien snobs y progres a los ojos de nuestros vecinos con un presidente asi... que ademas no domina el español.
Sin embargo escuchar a un Ministro de Estado decir que perdonar es propio de "gil", que "gil"era y en funcion de ello murio un simbolo de fe para la mayoria de sus gobernados, y a posteriori intentar justificarse pretendiendo hacerle decir a la palabra del lunfardo lo que no dice, citando para ello pasajes de letras arravaleras que mencionan la palabra "gil" ya me cayo grueso.
Y lo que hicieron ahora con Paraguay y el Mercosur es imperdonable. Deberian ser juzgados y sentenciados por tal arrogancia.
Intolerante e insoportable devengo con los años, anarco jamas. Yo pretendo que la ley y el estado me defienda de las bandas armadas que se apropiarian de la sociedad en un contexto anarco
Los que decimos sandeces no somos sandinistas :)
Y Ud que opina querida amiga? Aumentamos el salario minimo?
De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. Te lo dice alguien que tuvo un patrón con mucha guita, pero también con muchísima cabeza, que sin importarle un pito el mínimo legal, le preguntaba a sus posibles nuevos empleados cuánto querían ganar. Curriculum en mano, entonces, y ¡muy importante!, evaluando el test sicológico a que sus aspirantes habían sido sometidos, accedía al pedido y todavía, al que más rendía le aumentaba un poquito cada mes. ¡La empresa florecía y nosotros nos rompíamos el alma por rendir más! Aunque señores como ése, creo que existen muy pocos, si es que los hay.
Pero en algo discrepo contigo: decís que "a los petulantes como yo nos encanta ir por el mundo señalando la idiotez colectiva. Es una costumbre bastante pelotuda, pero me divierte".
Primero: Suspendé "petulantes", es muy fuerte. Yo diría "inmodestos", si querés, porque a la hora de desenmascarar la idiotez ajena, si se es modesto, se peca también de idiota.
Segundo: ¡Qué va a ser costumbre pelotuda! ¡Es el placer de los dioses! Y no sólo divierte, sino que te comprueba que sos pensante y con valor suficiente para opinar defecándote en los que te contradigan.
Como ves, te sigo leyendo. Un abrazo,
Eliza
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