Para
protegerse del frio, una persona puede esquilar una oveja y tejerse un abrigo,
o puede cortar un árbol y llevar leña a su morada, o puede abrigarse con
pieles, y también puede hacer todas estas cosas juntas.
La vida no
es un proceso autosuficiente, lo único que está dado es el hambre la sed, el
frio, la muerte. Es con esfuerzo que hombre la sostiene. Vivir es difícil,
trabajoso, pero es justamente por esto que el hombre es dueño de su destino, el
hombre es responsable de su esfuerzo, necesariamente libre para ejercerlo, y son
suyos los frutos logrados como también el padecimiento del fracaso.
El hecho
que seamos un bicho gregario no cambia las cosas. Que las personas se junten en
una tribu es para hacer más eficiente (mas allá de las pulsiones biológicas y
emocionales) el trabajo de tejer, acopiar leña y conseguir pieles. Trabajar en
grupo no transforma a la tribu en un ser vivo. La tribu no tiene necesidades
fisiológicas, es incapaz de sentir frio, padecer hambre o de disfrutar la
compañía de otra tribu compartiendo el calor de un fogón. La tribu es tan solo
un grupo de personas, la tribu se forma y se disuelve, no nace y muere, no
tiene conciencia ni voluntad ni destino ni necesidad, ni virtudes ni defectos,
ni mucho menos responsabilidades, ni obligaciones, o derechos. La tribu no
trabaja, no puede tener propiedad, como la hormiga de la fabula, ni tampoco
holgazanea como la cigarra, el esfuerzo y el reposo son facultades exclusivas
de los seres vivos, sus frutos y consecuencias también. La tribu carece de
emociones, por tanto tampoco puede ser solidaria o indiferente, o compartir, o
redistribuir, ni egoísta, ni desprendida.
Algunos humanos
eligen vivir en solitario, la mayoría en cambio prefiere vivir en sociedad,
incluso si las reglas de convivencia imponen la renuncia de algunas libertades
personales. En realidad el ejercicio de estas libertades de poco ayudan a la supervivencia
en solitario.
La sociedad
existe porque garantiza y protege a sus
socios para vivir libremente.
La sociedad
garantiza que una vida donde el esfuerzo para superar el frio, el hambre y la
maldad del vecino no sea duro, no garantiza una vida sin frio sin hambre y sin
la amenaza de las malas intenciones de otros. La más peligrosa es esta última,
porque es una amenaza humana, a diferencia del frio o el hambre que dependen de
la naturaleza o las necesidades fisiológicas.
La maldad,
la envidia, la codicia son tan humanas como la bondad, la solidaridad y el amor
Desde su
nacimiento como movimiento político, la izquierda presenta una contumaz e impenitente
lista de fracasos. De manera intachable, ha fracasado todas y cada una de las
veces que gobernó. Para peor, la izquierda esta tan emparentada al fracaso como
al despotismo totalitario. Ya desde su estreno, en 1789, los jacobinos al mando
de Robespierre inauguraron la matanza justificada en nombre de la idea de bien común,
tirania que desde entonces se llama terrorismo de Estado.
¿Por qué fracasa
el socialismo? Porque es una ideología construida en función de la tribu,
dedicada por y para la sociedad y no sus socios. Inspirada en valores
colectivos, como el bien común, meras construcciones teóricas vacías de de
contenido emocional, humano. Las ideas de izquierda son inadaptables a la
naturaleza humana, son tan inhumanas que no funcionan ni impuestas con
violencia.
Es posible
obligar a trabajar a una persona y negarle los frutos de su trabajo, robarle el
esfuerzo, hacerle sentir que el sudor de su frente es ajeno, es colectivo. Es
posible decirle que los frutos del trabajo individual es de todos. Todo es de
todos, solidaridad colectiva. Es imposible evitar que la persona sienta que
nada es de nadie. Nadie cuida los bienes colectivos porque los bienes
colectivos son ajenos.
Es posible
declarar que la tribu tiene frio, y obligar a un hombre que vaya al monte a
cortar leña. Al final del dia el monteador entregaría ramitas y palos blandos. Si
se obligara a dos leñadores, seguramente uno y otro se descansarían en el
trabajo del otro. Cuando el trabajo se percibe improductivo (no genera frutos)
el estímulo, obligado, no está en el fin sino en la búsqueda terminar con la tarea. El monteador va al
monte pensando en volver y no en cortar leña. El estimulo es evitar la fatiga, y
trabajara con ese fin. Si hay más de un leñador, evitar la fatiga se transforma
en un fin competitivo. Los leñadores se transformarían en parásitos
improductivos. Nunca inventarían la motosierra, la sociedad no avanzaría, y por
cierto tendría menos leña
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